Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros, para garantizar el funcionamiento de la web, personalizar el contenido y recabar información sobre la navegación y comportamiento del usuario. Puedes aceptar el uso de cookies o configurar sus preferencias, así como obtener más información en nuestra Política de Cookies.
Configuración
EAPN-Flash.¡Suscríbete a la actualidad de la red!
¡Haz tu donación contra la pobreza!
09/05/2024 | EAPN - Actualidad
El 9 de mayo se celebra el Día de Europa, en conmemoración de la declaración Schuman, que sentó las bases de la actual Unión Europea (UE). Este año, la fecha adquiere mayor relevancia por situarse a solo un mes de los comicios al Parlamento Europeo, unas elecciones que marcarán las políticas públicas comunitarias de los próximos años y, por lo tanto, los derechos y el bienestar de millones de personas.
En el imaginario colectivo, se tiende a creer que la pobreza es un problema residual en una región rica como es Europa. Nada más lejos de la realidad. Las tasas de pobreza y exclusión social en el continente son altas y constantes, lo que evidencia causas multidimensionales.
Según los últimos datos publicados por Eurostat, la pobreza y la exclusión social afectan al 21,6 % de la población europea, 95,3 millones de personas. Tras estas cifras se encuentra la cruda realidad de personas con nombres y apellidos, que cada día ven vulnerados sus derechos en aspectos tan básicos como la garantía de ingresos, el acceso a una vivienda adecuada, a servicios públicos o a un empleo digno, y en muchos casos, la situación viene prolongada en el tiempo, no solo como coyuntura a las sucesivas crisis que ha atravesado Europa desde la Gran Recesión.
La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN Europa) presentó el pasado mes de abril en Bruselas el Informe ‘Poverty Watch 2023’, con el objetivo de poner la pobreza en la parte superior de la agenda europea, destacando sus causas y amplificando las voces de las personas que experimentan esta problemática.
El estudio recoge el análisis de 21 redes europeas participantes y las conclusiones siguen revelando un año más altas tasas de pobreza y exclusión social en los países de la UE, fuertemente afectados por la inflación. En este sentido, se ha evidenciado un panorama alarmante en lo referente a inseguridad alimentaria, y a la falta de acceso a una vivienda, a la salud, a la energía y al agua.
Resultados similares se aprecian en el caso de España. Según el Avance de Resultados del XIV Informe ‘El Estado de la Pobreza’ de EAPN-ES, las cifras de pobreza y exclusión social empeoraron en 2023 y alcanzan ya a 12,7 millones de personas. La peor parte se la llevan las familias con menores, lastradas por el encarecimiento de la vida, lo que se traduce en un aumento muy preocupante de la pobreza infantil: 2,3 millones de menores están en riesgo de pobreza.
El próximo 9 de junio, un mes después de este Día de Europa, se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo. Millones de personas acudirán a las urnas para configurar el futuro de la democracia en la UE. Lejos del pensamiento generalizado de desafección por estos comicios, el Eurobarómetro de abril de 2024 reveló que en nuestro país la intención de voto se sitúa en el 70 %, mientras que el interés por votar ha pasado del 39 % del sondeo de 2019 al 58 % actual.
Más relevante si cabe son los temas que preocupan a la ciudadanía europea, muy alejados de los debates políticos y de la agenda mediática que presenciamos cada día. Así, según la encuesta, un tercio de la población de la UE considera que la lucha contra la pobreza y la exclusión social (33 %) y la salud pública (32 %) son los principales temas a los que debe dar prioridad el Parlamento Europeo. En el caso de España, la lucha contra la pobreza se sitúa en segundo lugar, por detrás de la salud pública.
Pese a que las medidas sociales aplicadas a nivel europeo y estatal frente a la pandemia de COVID-19 y a los efectos de la inflación y de la guerra en Ucrania han sido muy diferentes a la vía de austeridad de 2008 -apostando por una vía de derechos-, lo cierto es que la pobreza y la exclusión social siguen siendo un problema pendiente.
El futuro Parlamento Europeo debe tener como prioridad inmediata las necesidades urgentes y emergentes, adoptando medidas redistributivas y de justicio social con un mayor alcance, para evitar que la desigualdad, la pobreza y la discriminación sigan creciendo a niveles intolerables.
Somos conscientes de que las soluciones no son mágicas e instantáneas, y asumimos nuestra parte a la hora de colaborar para fortalecer a la sociedad en el difícil contexto actual. Las nuevas brechas han recrudecido otras ya existentes, a las que debemos sumar, por sus graves implicaciones, el aumento de la polarización y la normalización alarmante de las expresiones y de los delitos de odio, que sufren en mayor medida los colectivos más vulnerables.
En este sentido, es nuestro deber recordar a los diferentes formaciones políticas que concurren a los comicios europeos, los compromisos sociales adquiridos en el marco de la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Pilar Europeo de Derechos Sociales, y por lo tanto, la necesidad no solo de mantener las políticas públicas implementadas durante los últimos años para afrontar las diferentes crisis, sino también un aumento de los recursos y del alcance de estas, especialmente en materia de vivienda y acceso a la energía, garantía de ingresos, igualdad de oportunidades y de género, atención a la diversidad, los retos ante el fenómeno migratorio, y la lucha contra todas las formas de discriminación, incluida la aporofobia. Sin olvidar el reto que presentan para la democracia el auge de los discursos de odio y la normalización de las denominadas fake news.
En EAPN-ES creemos que una Europa igualitaria solo puede construirse poniendo en el centro la paz y los derechos humanos. El nuevo contexto político brinda la oportunidad de hacer una apuesta firme y eficaz contra la pobreza. Toca a las Instituciones y a los diferentes Gobiernos tener altura de miras ante los retos pendientes, colaborando con la sociedad civil para que los derechos y la dignidad de todas las personas marquen las agendas, tal y como demanda la propia ciudadanía europea.