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30/03/2021 | EAPN - Actualidad
Nos sentamos en una céntrica terraza de Madrid con Ana Requena, redactora jefa de Género de eldiario.es. Comienzan a aparecer los primeros destellos de la primavera, después de un invierno demasiado convulso. Ha pasado apenas una semana del 8M más agitado de los últimos años (y no en las calles precisamente) y todavía resuenan sus ecos en el escenario político y social. Son tiempos difíciles, y más para quienes como Ana, se dedican en cuerpo y alma a situar la igualdad de género en el centro de la agenda política y mediática. La pandemia de la COVID-19 ha trastocado sin duda la agenda feminista. La creciente feminización de la pobreza de los últimos años es tan sólo uno de los efectos que ya estamos viviendo y que los próximos datos del Instituto Nacional de Estadística seguramente corroborarán. Sigue siendo una de las asignaturas pendientes de cualquier sociedad que aspire a la igualdad efectiva y real. Tenemos muchas preguntas sobre la mesa y apenas nos hemos sentado. Comenzamos...
¿Cómo has vivido el último 8M? ¿Cómo afecta la fragmentación actual dentro del movimiento feminista a la lucha por la igualdad?
Después de muchos años de efervescencia y movilización en la calle con manifestaciones masivas y protesta en la calle, ahora el contexto político es extraño. La fragmentación dentro del feminismo la hubiéramos notado más en un 8M 'normal'. Ha afectado más el tema de las restricciones y ha sido más evidente esta división. El feminismo está viviendo un momento tenso, de debate y discusión muy fuerte. El contexto pandemia y el cansancio que arrastramos ha influido sin duda.
Al mismo tiempo que vivíamos un 8M atípico, el Ministerio de Igualdad lanzaba el Plan Corresponsables con una dotación de 190 millones de euros destinados a la conciliación ¿Qué valoración haces de esta medida?
No quiero ser negativa y decir que es insuficiente, pero es evidente. Debemos ir poniendo ladrillos poco a poco para un sistema de cuidados estructurado y amplio. Hace falta ir aprobando políticas con presupuesto. Puede ser una pieza más dentro de un entramado político de consenso dentro del feminismo. Debe ser más ambicioso, pero por algún lugar hay que empezar. Lo que ha pasado el último año ha hecho evidente que el sistema de cuidados es muy precario e insuficiente. Ahora cualquier cosa que se apruebe nos sabe a poco en este contexto de pandemia. En este sentido, es evidente que la carencia de cuidados la sufrimos especialmente las mujeres.
Respecto a la relación entre género y pobreza, nuestros informes corroboran con datos una creciente feminización de la pobreza. La pandemia está aumentando la brecha de pobreza entre hombres y mujeres ¿Qué medidas se deben adoptar para revertir esta situación y avanzar en la lucha contra la desigualdad?
Hay que aplicar la perspectiva de género a todo lo que se haga. Este análisis de los datos debe estar presente en el diseño de las políticas públicas. Si se constata que aumenta la brecha entre hombres y mujeres, hay que tener por tanto en cuenta las especificidades de la pobreza en función del género, que pueden variar. Tenemos un problema de empleo femenino precario y 'de suelo pegajoso'. Las mujeres siguen teniendo peor acceso al mercado laboral, peores sueldos, menor responsabalidad, más tasa de parcialidad, etc. Todo esto está relacionado también con los cuidados. La Encuesta de Población Activa muestra que las mujeres son las encargadas principales de los cuidados en el hogar y, por tanto, tienen más contratos de tiempo parcial. En definitiva, hace falta una política laboral que esté en línea con una política de cuidados. No sigamos ignorando lo que pasa dentro de los hogares y el Estado debe ser consciente de que la corresponsabilidad va también con él y no es algo privado. Los cuidados no pueden ser un elemento disgregador y discriminatorio con las mujeres.
La Alianza Global por la Justicia Fiscal ha lanzado esta semana las Jornadas Mundiales de Acción de Justicia Fiscal por los Derechos de las Mujeres. La brecha salarial entre hombres y mujeres tiene un mayor impacto en los impuestos indirectos. Por ejemplo, las mujeres pagan un precio más elevado en los productos de higiene que los hombres. Por otra parte, la tributación conjunta suele penalizar a la mujer con la consiguiente pérdida de prestaciones futuras ¿es necesaria una reforma fiscal con enfoque de género?
Sí, es muy necesaria. La perspectiva de género está costando más incorporarla a la fiscalidad. Hemos hablado más de fiscalidad y género en relación con el IVA. Ha habido países que han bajado o quitado impuesto a los productos de higiene, impulsado por partidos políticos y movimientos feministas. Es un tema que está sobre la mesa. PSOE y Podemos se habían comprometido a aplicar el IVA suprerreducido a estos productos, pero hacen falta otros temas.
Respecto a la declaración de la renta ¿qué sentido tiene en la actualidad la declaración conjunta? Favorece un modelo breadwinner (un miembro de la familia es quién gana el dinero para sostener al resto). Una persona trabaja y otra cuida. También tenemos que repensar la pensión de viudedad ¿Debe ser la misma ahora que con nuestras abuelas? La fiscalidad con perspectiva de género es imprescindible. Otro ejemplo es la llamada tasa rosa, que entiende que estamos dispuestas a pagar más por los productos de cosmética y belleza. Estaría bien pensar si debemos incluir este aspecto dentro de las campañas de inspección fiscal a las empresas.
Parece que tener hijos aumenta el riesgo de pobreza de las familias, en especial de los hogares monomarentales ¿por qué se produce esta situación? ¿Son insuficientes las medidas de protección?
Hay un dato terrible que muestra cómo influye tener hijos en las tasas de empleo de hombres y mujeres. Tener hijos mejora las tasas de hombres y empeora las de las mujeres. Es un efecto perverso que implica una pérdida de ingresos y autonomía económica para las mujeres, que tiene efectos en su vida, en sus prestaciones, en su inserción laboral,etc. que pueden llevarlas a caer en riesgo de pobreza o exclusión en mayor medida que los hombres. Nuestro sistema no está pensado para familias monoparentales. Nuestro sistema fiscal y de prestaciones y fiscal está pensado para un modelo obsoleto de dos progenitores que sigue siendo el modelo de la política social para atender a la diversidad familiar sin premiar a ninguna familia en concreto. Hay que atender al nivel de renta, no al modelo.
La violencia de género afecta especialmente a las mujeres más pobres ya que no poseen autonomía económica ¿Se están tomando las medidas adecuadas para luchar y erradicar esta lacra persistente?
Estos datos nos ayudan a conocer los factores que pueden contribuir a que una mujer salga con más facilidad de una situación de violencia, pero hay que tener cuidado. La violencia de género ocurre en todas las clases sociales. Una mujer con autonomía económica y recursos tiene más facilidad para salir de los círculos de violencia. Las mujeres pobres tienen más dificultades porque tienen que luchar en un contexto social y económico que no es favorable. La perspectiva económica debe tenerse en cuenta cuando pedimos que denuncien. No podemos pedirles que denuncien sin más. Debemos, como sociedad, prestarles apoyo para que vean que esa denuncia no va a venir acompañada de desolación, incertidumbre y precariedad para ella, sus hijos, etc. El sistema debe poner recursos para tener esta autonomía.
En el ámbito periodístico, el Blog de Micromachismos y la sección Nidos han sido pioneros en la comunicación con enfoque de género ¿qué aportan en un panorama mediático tan diverso? En este sentido, ¿cuál es el papel de los medios en la lucha por la igualdad de género?
Micromachismos aportó en su momento (año 2014) una perspectiva nueva sobre el machismo y la violencia que sufrimos las mujeres. La violencia con hueco mediático era la más explícita y virulenta. No hablábamaos tanto del machismo cotidiano que impregna la vida de las mujeres y tiene un efecto muy fuerte en nuestro día a día. Aunque pueden ser episodios de poca intensidad, su suma tiene mucho impacto en nuestra vida. Micromachismos pone el foco en el machismo cotidiano y le da una importancia mediática muy grande, haciendo posible que haya conversación pública sobre este tipo de machismo. Hemos notado la evolución desde el principio hasta ahora porque son temas más asumidos en la agenda mediática. La carga mental, el trabajo emocional, lo que te sucede por la calle...son temas que han entrado en la agenda. El panorama es mejor en los medios en cómo se aborda la igualdad y la perspectiva de género. Esto, evidentemente, va por barrios, pero dentro de las redacciones hay más masa crítica de periodistas que quieren hacerlo.
Nidos buscaba sobre todo traer a la actualidad temas que parecen de segunda (maternidad, paternidad, nuevas familisas, diversidad, crianza...), pero que en realidad son los temas que nos atraviesan como personas diariamente, que es la relación con nuestros familiares, las expectativas vitales, tener hijos o no, etc. Nos sentimos muy apelados por las nuevas formas de vincularnos y hacer familias. Muchas veces se desprecian mediáticamente, como dirigidas a un determinado público, pero se pueden hacer enfoques contemporáneos para un público más amplio. Nidos es un ejemplo.
¿Cuál podría ser la relación futura entre medios y tercer sector en favor de la igualdad?
Es importante que las ONG incluyan la perspectiva de género en lo que hacen. Eso implica que lo que hagan va a llegar con esta perspectiva. Así las personas beneficiarias se van a beneficiar de este enfoque y los periodistas van a recibir las informaciones también con este enfoque. También es importante que las entidades sociales se tomen en serio la paridad sobre quien es portavoz u ocupa determinadas posiciones. Es verdad que, por ejemplo, las secciones de opinión están muy masculinizadas en los medios, pero este problema también lo tienen las ONG, los partidos políticos, los sindicatos...Las opiniones que nos ofrecen son en su mayoría masculinas en un sector que, curiosamente, está muy feminizado. Deben poner atención y ser conscientes de que la paridad en las opiniones y la visibilidad de las profesionales que tienen es importante para dar ejemplo de igualdad. Por otra parte, las entidades sociales deben incluir en su agenda temas importantes, como el 8M, más allá de las efemérides, haciendo que el feminismo sea 'mainstream' dentro de su trabajo diario y no como algo 'sólo de mujeres'.
Por último, ¿cómo ves el futuro? ¿Hay luz al final del túnel de la desigualdad?
No soy muy optimista. Estamos retrocediendo. El primer año de pandemia no hemos mejorado en la desigualdad económica y de género. Es evidente que se ha abierto la brecha social entre las personas con mejor posición social, renta, etc. y las que no. En este sentido, se ha ahondado en una brecha de género que tiene que ver con los cuidados. Por ejemplo, los estudios que tenemos ahora, en una primera fase, muestran que los hombres han aumentado un poco su participación en estas tareas, pero las mujeres mucho más. El teletrabajo se está sosteniendo gracias a la flexibilidad del empleo de las mujeres, gracias a que están asumiendo vacaciones o días no retribuidos en las jornadas que hay que hacer de cuidados...Esto tiene un efecto muy peligrosos a corto, medio y largo plazo en el mercado laboral y en los ingresos de las mujeres. Influye en muchas cosas. Tengo la sensación de que esta brecha no se ha abordado lo suficientemente en la crisis. Ahora que hablamos de los fondos que vienen de Europa, una parte importante debería ir a evitar que esta brecha se haga más grande e invertir todo lo que ha sucedido en este primer año de pandemia.